El Taller de Objetos mostró La Mancha Negra

El primer día de diciembre, El Taller de Objetos cerró su año mostrando el trabajo realizado durante el 2016 por Andrea Iriart y Paula Panfili con chicos de 6 a 14 años. Así, La Mancha Negra (tal es el nombre con el que titularon la muestra) invadió el Galpón de la mano de pinturas, carpetas de bocetos, collages, un círculo negro de objetos negros, libros infantiles sobre brujas más material bibliografico de las profes y apuntes sueltos, bolsa en mediasombra de 15 x 15 contenedora de originales múltiples en serigrafía y una Cosa, inspirada en Santantonin. Además, ¡Florencia Basso fue la gran invitada de honor!

Una extensión blanquecina. Del color de la luz. Nada a la izquierda, nada a la derecha, ni arriba, ni abajo. A excepción de una pintita negra.El negro nunca había tenido bajo su posesión un volumen en el que desarrollar supotencial. Es por esta misma razón que acudió al blanco, pues de otra forma se extinguiría permanentemente. Aquella mancha era apenas una ínfima salpicadura. Sin embargo era suficiente para convertir dicho espacio níveo en algo imperfecto e impuro. Después de todo, se trataba de una mancha precisamente. Bien era sabido el orgullo del blanco. Él mismo había exiliado a sus hijos, los colores,de su territorio para que éstos no le opacaran. El blanco anhelaba más que todo en el mundo ser admirado por su perfección y brillo. Era algo totalmente fuera de su alcance habiendo sido tiznado con el negro. A pesar de lo antes mencionado, el blanco accedió a dejar crecer al negro. Le concedió la capacidad de ensancharse y contraerse, y de formar apéndices a su gusto. Y apesar de que el blanco encontró esto un tanto latoso, había entrado en la cuenta al ya ser muy tarde. Sin máculas que correteasen por su amplio vientre, sólo, el blanco, era un espacio vacío. Al aunarse con el negro, se creó un desmesurado contraste entre ambos que los volvió opuestos. El negro entonces se tomó la libertad de comprobar sus capacidades. Extendió su tamaño, creando una prolongación de sí mismo. Aturdido por lo que había presenciado, se inhibió y regresó a su estado primario. Estaba alelado. El negro creó líneas y garabatos. Se estrechó cuanto pudo y se expandió y luego lo cubrió todo. Se dividió en incontables manchitas que luego dilató todo lo que pudo. Esbozó líneas anchas y delgadas, curvas y rectas, prolongadas y breves. No obstante, esto pronto le aburrió. Y fue entonces que ofreció al blanco que contribuyese en su búsqueda artística y filosófica de la forma. El negro ansía configurar nuevas construcciones…»

Texto escrito por Julieta Barraza, 13 años, para la muestra.

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